dijous, 29 de març del 2012

BIOGRAFIA: Monica Vitti habla acerca de la maternidad.

Hace poco me confeccionaron un dossier de entrevistas de Monica Vitti, artículos que aparecieron hace años en la prensa española. Como os podéis imaginar, lo tengo guardado como oro en paño en mi estantería, al lado de mis libros monográficos sobre Monica, y me lo pienso leer de pé a pá durante estas vacaciones que ya casi tenemos aquí. Pero, siendo impaciente como soy cuando algo o alguien me gusta y/o interesa mucho, pues les voy echando ojeadas "clandestinas" a las susodichas entrevistas. ¡Si es que no lo puedo evitar! Están en español y por primera vez puedo entender a Monica bien, de verdad, al cien por cien. Y, encima, las lecturas parciales que estoy haciendo me confirman lo que pensaba, que es una mujer fuerte, consecuente e inteligente. Vaya, que me reafirmo en que es y seguirá siendo un referente inolvidable.

En fin, cualquiera que se haya interesado mínimamente por Monica, ya no como actriz sino como mujer, sabe que no fue madre. Los periodistas de la prensa y demás medios de comunicación, con el sesgo claramente patriarcal que imbuía  su época, no dejaron nunca de preguntarle a la actriz porqué no se casaba y porqué no tenía hijos... ¡Qué falta de respeto! Os digo de verdad que es un tema que me revienta...

Bien, hoy os quiero reproducir aquí unas declaraciones que hizo Monica en 1991 acerca del tema de la maternidad. Me produce cierto pudor hacerlo pero, como ella misma habló del tema a la prensa, no siento que esté vulnerando su intimidad. Monica dice así:

"Sólo en una ocasión, [confiesa la actriz], tuve el deseo de adoptar a una niña huérfana por la que sentía un gran afecto. Fui incluso al juez para preguntarle qué podía hacer. Recuerdo todavía su respuesta: '¿Piensa que podría confiar una niña a una mujer como usted, que no tiene marido, que trabaja como actriz y que es tan rubia?' Desde entonces - [concluye irónicamente]- visto el persistir en mí de estos tres elementos negativos he renunciado incluso a esa posibilidad."
(La Vanguardia, 17 de enero de 1991).

Se me ocurren comentarios cínicos del tipo: señor juez, ¿haría renunciar a todos los escandinavos rubios a su paternidad?; ¿Debería, por ejemplo, Sofia Loren, por citar a una actriz de la misma generación que Monica, renunciar a sus hijos? Pero, lo que prima en mí es la indignación. O sea, según este supuesto representante de la ley, fue preferible que esta muchacha siguiera huérfana, a que la criara Monica que la quería. Señor juez, si sigue vivo para leerme y, si es así, ¡cómo espero que me lea!, quiero decirle que es usted un carca, un descerebrado y un immoral.

Dicho esto, sólo me queda compartir con vosotros la reflexión que me hago sobre lo importante que es recordar cómo fueron las cosas hace nada, y de lo crucial que es para todos nosotros seguir luchando día a día por mantener las libertades que generaciones anteriores se tuvieron que ganar a pulso, dejándose la piel, y viviendo incontables humillaciones.

 Monica Vitti a principios de los años 90

PS: Monica, yo estoy segura de que hubieras sido una madre estupenda, te lo digo de corazón.


divendres, 23 de març del 2012

LAS PELÍCULAS DE MONICA VITTI (2): Deserto Rosso (Dir. Michelangelo Antonioni, 1964)

Hace días que pienso en cómo enfocar la entrada de hoy sobre Deserto Rosso, película de Michelangelo Antonioni protagonizada por Monica Vitti en el papel de Giuliana, una ama de casa burguesa que, a mi juicio, padece una crisis existencial que se torna insalvable. De hecho, la elección de esta película no ha sido mía. Les pedí a los seguidores de mi página de facebook, por la cual os invito a pasaros (ver enlace en la parte superior del blog), que votaran entre las cuatro películas que forman la famosa "tetralogía de la incomunicabilidad" de Antonioni - aunque deberían llamarse del tándem Antonioni-Vitti porque ella colaboró estrechamente en todas - para elegir cuál preferían que se tratara en el blog, y ésta fue la más votada.



Os confieso sin tapujos que, de entre las cuatro candidatas, ésta es la única que no me apetece en absoluto volver a ver. No me malinterpretéis, no es que no me gustara; al contrario, me impactó tantísimo el sinsabor, en su sentido más literal, de la experiencia vital de Giuliana, que creo que no quiero volver a someterme al vacío que me produce empatizar con ella durante las cerca de dos horas que dura el film. Y es que también os manifiesto, claramente, que dudo que ninguna otra actriz hubiera podido transmitir mejor la angustia interna que producen los brotes depresivos, así como sus síntomas externos. Monica sabe expresar la infelicidad, la angustia, el nerviosismo, la desilusión, el cansancio (literal y metafórico), el rechazo que parece percibirse por parte de los demás... en suma, la sensación de incomunicación con uno mismo, con los demás y con la vida, que produce esta enfermedad, de una forma tan convincente que, de veras, pienso que la película no hubiera sido lo que es sin su participación. Mirad tan sólo esta muestra de su magistral actuación; se trata de la escena dónde dice la famosa frase "me duele el pelo":



Verdaderamente, si Antonioni pretendía hablar de la incomunicación, de la alienación más radical, no podía escoger mejor argumento para su película que el de una mujer depresiva en un momento histórico en el que no se podía entender porqué una ama de casa, con esposo e hijo, bien posicionada social y económicamente, se podía sentir frustrada. Antonioni no es el único que habla sobre este tema a principios de los '60. Pensemos en la poesía confesional de la poeta estadounidense Anne Sexton, por ejemplo, que empieza un poema ("Consorting with Angels") diciéndonos que está cansada de ser una mujer, y de estar, por consiguiente, condenada a habitar la esfera doméstica, a resultar atractiva para los hombres únicamente por su aspecto físico, a ser la carcasa de una cabeza hueca. La poeta, que se suicidó a los 47 años de edad, también padeció una depresión ocasionada, en parte, por su incapacidad para acoplarse al rol de "mujer "que su sociedad esperaba de ella y, es bien sabido, que si consiguió vivir los años que vivió fue porque encontró en la escritura una manera de expresar su punto de vista sobre la vida que le había tocado vivir. Este trozo de documental sobre Sexton me parece ilustrativo sobre su obra, ya que nos abre una ventana a la persona que hubo detrás de la escritora:


Giuliana, que al empezar la película ya ha intentado suicidarse y ha sido ingresada en un hospital durante un tiempo (como lo fue, por cierto, Sexton repetidamente después de diversos intentos de suicidio), también sufre por su incapacidad para ser una mujer de su época, con todas las renuncias emocionales, sexuales e intelectuales que ello implicaba en su momento. Sin embargo, su tragedia estriba en que no encuentra ningún medio de expresión que le permita sobrevivir, ni ninguna salida a un laberinto emocional que se va tornando cada vez más angustiante. En efecto, Giuliana es un perfecto ejemplo de las heroínas de Antonioni, que según leí una vez, buscan desesperadamente el amor, pero sólo encuentran sexo. Giuliana, que cree haber encontrado un alma gemela en Corrado (Richard Harris), empleado de su marido, sólo consigue añadir la infidelidad sexual a la larga lista de tribulaciones mentales que padece al estar sumida en un matrimonio  que parece estar destruyendo literalmente su energía vital. De hecho, es una relación en la que sus necesidades y sus deseos parecen no existir. Paralelamente, en el contexto exterior, la industria va ganando terreno a la naturaleza, el hombre va aniquilando el medio ambiente que precisa para poder sobrevivir.



Os podéis imaginar cómo me conmovió, pues, leer unas declaraciones de Monica en las que decía que Deserto Rosso  es, de entre todas sus películas, la que para ella está más cercana a su realidad, ya que en este film ve reflejada su vida; es decir, no se ve a si misma tan sólo como actriz, sino también como mujer. Desde luego, estas aseveraciones encajan con lo poco que se sabe de su vida que, como ya comenté en una entrada anterior, estuvo muy marcada en su juventud por la rebelión contras las expectativas sociales y familiares. Sin embargo, me supo especialmente mal leer que la película está basada en una crisis depresiva que sufrió la propia Monica. De ahí mi sorpresa al leer en el espléndido estudio sobre Michelangelo Antonioni que firma Domènec Font que el director dijo sobre Deserto Rosso, León de Oro a la mejor película en el Festival de Venecia de 1964, que fue "el film menos autobiográfico de mi carrera", declaración de la cuál se desprende que Antonioni no se sentía reflejado en la película de la misma manera que su compañera sentimental. Esta imagen, tomada en un descanso de la filmación, parece representar esta situación a la perfección:


Sea como fuere, la celebración del uso del color que hace Antonioni en el primer film en el que abandona el blanco y negro, es una constante en los escritos sobre la película. Según tengo entendido, Deserto Rosso se sigue considerando un referente en cuanto al uso del color en el cine. Y no es para menos, la verdad, porque Antonioni se propuso que viéramos la realidad a través de los ojos de Giuliana, y las distorsiones que ésta proyecta en la realidad resultan en unos paisajes brumosos, grises, aderezados con unos toques de color un tanto angustiantes. En estas imágenes se puede apreciar la proyección del estado anímico de Giuliana en el paisaje y su entorno. Me impactó especialmente en su momento la escena en que, cuando Giuliana mira unas manzanas, éstas han perdido la vida, se han tornado grises:



De hecho, Antonioni explica que para conseguir estos efectos, tuvo que transformar, literalmente,  "el rostro de la realidad". Por ejemplo, para mostrar esta particular visión del tedio que sufre Giuliana, "había pintado un bosque entero de gris para hacer que se pareciera al cemento, [pero] llovió y el color desapareció." Parece ser que en esta representación visual claramente modernista de la vida de la protagonista, que se centra en la experiencia subjetiva, tal  y como se vive, y no en los hechos acontecidos, narrados desde una pretendida objetividad, también influyó la marcada predilección que sentía Antonioni por la obra de Henri Matisse,que muestra, según nos explica Font, "una contradictoria atracción entre el realismo y la subjetividad."


Desde luego, lo que, en  mi opinión, sí consigue Antonioni, en Deserto Rosso, tanto gracias a una composición de imágenes visualmente impactantes, como al uso de una música perturbadora y alienante, que los críticos curiosamente no suelen mencionar, es sumirnos en una realidad onírica que nos transporta a la psique de Giuliana. Os recomiendo a todos/-as que, si no lo habéis hecho ya, miréis la película. Tal vez, después de escribir esta entrada, hasta yo misma me anime a volvera verla.

¡Que tengáis buen fin de semana!




divendres, 9 de març del 2012

OPINION: ¿Os gusta cómo le queda el pelo rizado a Monica Vitti?

Queridos lectores/-as de este blog, que me consta que los hay y, por cierto, os estoy muy agradecida:

Esta semana he de confesaros lo inconfesable, escribir lo que jamás pensé que escribiría, y es que ya sabéis cómo adoro a Monica Vitti en todas sus facetas. También es de sobra conocido por todos vosotros que para mí es una de las mujeres más guapas que han existido nunca. Por eso, me cuesta dejar constancia de la siguiente opinión... En fin, ahí va: no me gusta cómo le queda a Monica el pelo rizado. ¡Pero nada, eh!

Bueno, ya está, ya lo he dicho. ¡Qué agonía! Pero, es que, de verdad, no entiendo porque se empecinaron en diversas ocasiones, la mayoría de ellas en "gags" cómicos, pero también en alguna película dramática, como La Tosca o El misterio de Oberwald (que, siendo de Michelangelo Antonioni, seguro que de alegre tiene poco), en recogerle el pelo a Monica creando una suerte de cascada, no ya de rizos, sino de tirabuzones a lo Shirley Temple en sus tiempos mozos, que la pobre está para matarla. La salva que es guapísima, pero no sé cómo no se quejó. ¡Mirad, mirad!:


 





Como véis, en las primeras tres fotos, tira que te va por aquello de que lleva el flequillo liso, pero en la última imagen, ¡por favor!, no tengo palabras...  Suerte que, normalmente, imperaba la razón, y Monica llevaba el pelo liso, o moldeable, come es el suyo natural.

En suma, hoy amigos/-as de este blog, os pido vuestra opinión: con el corazón en la mano, ¿os gusta cómo le queda el pelo rizado a Monica Vitti? 

PS: Monica si algún día me lees, o me lee alguien cercano a ti, perdonadme. ¡Ya sabes cuánto te quiero!, pero no te dejes rizar nunca más el pelo, por favor.

dijous, 1 de març del 2012

OTROS REFERENTES INOLVIDABLES: Un paseo por la infancia de la mano de Mina y Raffaella Carrà.

Queridos lectores/-as:

¡Menuda sorpresa me llevé yo cuando descubrí este "gag" cómico de nuestra Monica con Mina y Raffaella Carrà! Y es que tanto Mina como Raffaella fueron una presencia importante en mi infancia, durante los primeros años '80, y lo último que me esperaba yo es verlas actúando con Monica Vitti en el año '74. (Por cierto, aquí Monica tenía 43 años: ¡hay que ver cómo se conservaba! Tanto Mina como Raffaella son mucho más jóvenes y en el clip no lo parece en absoluto.) No os perdáis el número de baño en seco, con escena de Monica nadando en el suelo incluida: ¡desternillante!




Para mí, Mina siempre había sido una diva, una mujer fuerte, eternamente despechada, que cantaba su desamor en canciones melódicas, de corte algo feminista. Siempre, hasta este verano cuando fui a La Feltrinelli de Roma, que para quien no haya estado nunca es como una especie de FNAC italiano, y compré este recopilatorio de las primeras canciones de la cantante:


Desde entonces, este CD se ha convertido en un "hit parade" en mi casa que ni os cuento. Vamos, os puedo cantar todas las canciones de memoria, ¡y eso que no sé italiano! Me sorprendió que fuera un recopilatorio de canciones muy alegres, al estilo que yo llamaría guatequero de los '60. Os adjunto un vídeo de Mina cantando una de las canciones del disco: "Tintarella di Luna".



Sin embargo, para mí Mina siempre estará cantando "Parole", como lo hacía desde el tocadiscos de casa cada noche cuando yo tenía unos siete años:




Y, en cuanto a Raffaella Carrà, ¿qué decir de su presencia en España durante los años '80? Yo la recuerdo actúando en la televisión continuamente, con aquellos movimientos de cabeza algo compulsivos que a mí de pequeña me dejaban completamente anonadada... Cuántas canciones recuerdo, todas ellas alegres, desenfadadas y, ahora que lo pienso, algo picantes... Porque "Hay que venir al Sur" casi que merece los dos rombos que se ponían en la época en el margen superior izquierdo de la pantalla de TV para indicar que los programas en cuestión no eran aptos para menores. Anda, que nos tenían a los niños amargados de tanto tener que escondernos detrás del sofá para ver imágenes prohibidas. ¡Cómo cambian los tiempos, madre mía! Bien, aquí os dejo el vídeo de la canción que no tiene desperdicio. Os recomiendo que os fijéis en dos cosas: primero, la coreografía de los bailarines que acompañan a Raffaella, que no os la comento con palabras porque me dejan sin habla, literalmente; segundo, la escena en la que la cabeza de la protagonista se bambolea de un lado a otro de la pantalla. ¡Dios mío!, ahora que soy mayor no puedo dejar de admirar la elasticidad de esta mujer y, sobre todo, envidiar lo poco que sufre de problemas de cervicales...



No quiero cerrar esta entrada sin tener un recuerdo para la presencia de Raffaella en la parrilla televisiva española con programas como el célebre "Hola, Raffaella": ¿lo recordáis? Aquí tenéis unos extractos del programa en su etapa de los años '90 (aquí yo ya estaba más crecidita), aunque hubo otro programa suyo anterior, del cual no recuerdo el nombre, pero sí la sensación de haberlo visto. En fin, sólo comentaros que estos trozos de "Hola, Raffaella" son tronchantes, y que ella me parece simpatiquísima, como la mayoría de italianos. Me ha encantado darme este paseo por la memoria y revisitarla.


¡Buen fin de semana a todos/-as!